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Mucho más que un simple VHS

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Cómo elegir los grabadores de vídeo digital.

Texto: Alberto Gilabert

El segmento de mercado de los grabadores de DVD (o mejor dicho, vídeo digital) ha cambiado bastante desde la entrada del disco duro. Como la gran mayoría de reproductores de DVD-Video ya son compatibles con DVD-R/RW y DVD+R/RW, podemos empezar a obviar cuál de los dos formatos (en realidad cuatro) es el mejor o más adecuado. Capítulo a parte se merece el DVD-RAM, elegido por el DVD Forum como soporte para ambientes informáticos que algunos fabricantes, principalmente Panasonic, decidió traspasar a ambientes domésticos, aunque resulta incompatible en lectura en la mayoría de reproductores convencionales. El importante papel de Philips hace unos años, con la introducción del DVD+R/RW intentando desplazar al VHS con un dispositivo “digital” fácil de utilizar con resultados rápidos, ayudó en gran medida a que muchos apostaran por estas nuevas tecnologías. Pioneer y Panasonic añadieron el disco duro, y Sony, entre otras marcas japonesas, rompieron tópicos al aunar en un mismo aparato casi todos los formatos de grabación ofrecidos.

Pero mientras parece que se está corriendo rápido en una dirección, constatamos como modelo tras modelo sigue sin abordarse prestaciones que creemos deberían ser imprescindibles hoy en día, como el sintonizador digital, o las salidas de vídeo HDMI/DVI en reproducción.

Cuando Pioneer presentó uno de sus primeros grabadores (el DVR-7000), sentó además las bases de un estándar de calidad exquisito. Inaccesible para muchos, era la carta de presentación de los formatos DVD-R y DVD-RW. Mientras que en el sector profesional e informático, ambos formatos ya eran estándar, fabricantes como Pioneer buscaban esa versión “doméstica” de sobremesa que cumpliera con los estándares de calidad que ellos ya ofrecían en el mundo profesional. Pero el aparato era caro, y de hecho, ese completo sistema capaz de realizar funciones de edición muy avanzadas, casi “profesionales”, seguro que confundió a más de un usuario.

Philips, con una visión más orientada al usuario “práctico”, convenció a la primera con sus grabadores DVD+R y DVD+RW. No únicamente presentaban un nuevos formatos, sino un aparato, de avanzada tecnología, pero muy fácil de utilizar. La campaña de marketing iniciada entonces era muy clara: “un VHS, que graba en un DVD”. Philips apostaba por una solución más sencilla, intuitiva y libre de cualquier extra que ellos consideraban innecesario.

Mientras, el resto de fabricantes decidía cuál debía ser su apuesta en los formatos disponibles. Durante unos años existía el peligro de que nuestro reproductor de DVD-Video no leyera ninguno de los formatos de grabación, o sólo alguno. Así fue como se encendió otra guerra de formatos. A fecha de hoy nadie discute cuál es el mejor, visto que los resultados son muy parecidos y, sobre todo, que casi todos los fabricantes se han asegurado que sus lectores de DVD sean compatibles con todas las opciones (menos el DVD-RAM). La siguiente etapa lógica fue la reducción paulativa de los precios de venta, pero la auténtica revolución llegó con la adición del disco duro al grabador.

Era el paso lógico y deseado por muchos, teniendo en cuenta el uso “normal” de un grabador de vídeo de sobremesa.

A fecha de hoy, y amén de la calidad de cada dispositivo en particular, las diferencias entre aparatos son casi mínimas en lo que a prestaciones se refiere, pero no en uso y resultados.

Pero, mientras se ha evolucionado sincrónica y rápidamente con la adición del disco duro, parece como si todos los fabricantes se hubieran puesto de acuerdo para obviar disimuladamente algunas demandas que consideramos imprescindibles (luego las comentamos). Cuando se les pregunta el por qué de estas omisiones, las respuestas siempre son vagas.



LO BÁSICO



Abordemos el objetivo de este artículo. La intención es ofrecer ideas sobre qué es lo que deberíamos demandar a nuestro futuro grabador de vídeo digital. Fíjense que hablamos de “grabador de vídeo digital”, dejando poco a poco de lado lo de “grabador de DVD” (ver recuadro superior).

A fecha de hoy elegir de antemano qué formatos de grabación nos interesan ya es secundario. De hecho, lo importante es elegir las prestaciones que queremos y dejar los formatos como algo anecdótico. Menos el DVD-RAM, el resto es virtualmente compatible con cualquier lector de DVD-Video. Especial atención se merecen los dispositivos que tanto les da grabar sobre DVD-R/RW y DVD+R/RW, permitiéndonos elegir el soporte más económico o el que mejor se adapte a sus necesidades (las diferencias en edición suelen ser algo diferentes, consiguiendo resultados más precisos el -R y -RW).

Su función es grabar los programas de televisión o las secuencias de vídeo (y fotos) de una cámara digital o analógica. Por lo tanto, lo primero de todo es verificar que dispone de todas las conexiones necesarias.



CONECTIVIDAD



La entrada de RF (antena) y su correspondiente salida son norma en cualquier grabador, permitiendo sintonizar los canales de televisión y a la vez volver la señal de antena al televisor. Verificaremos que este puente no añade ruido a la señal que sintonizará el televisor (algunos dispositivos de baja gama así lo hacen, añadiendo una molesta nieve a la señal). También normal es encontrarnos con dos conectores SCART (configurados también en modo puente). No todos los conectores SCART de entrada son compatibles con señales RGB, lo que nos obligará a utilizar el formato S-Video o, peor aún, vídeo compuesto. Otras entradas como S-Video y vídeo compuesto adicionales son de agradecer, por ejemplo, para conectarle otras fuentes, como un reproductor de VHS (y así poder copiar nuestras producciones en analógico a un soporte digital) o cámara de vídeo analógica.

En la parte frontal suelen incluir una entrada A/V adicional, pero lo que más nos interesa, si disponemos de una cámara de vídeo digital compatible, es que disponga de la conexión i.Link. Ésta permite el control y transporte de las señales de vídeo digitales sin convertir, es decir, manteniendo intacta la calidad.

No es común encontrarnos con entradas digitales (a excepción de la comentada i.Link), aunque es una de nuestras demandas más importantes. Por ejemplo, si tenemos un sintonizador de televisión digital externo (que sí incluyen salida de audio digital) deberemos convertir toda la señal de audio y vídeo al dominio analógico para, incomprensiblemente, volverla a convertir a digital y grabarla en el disco duro o en el soporte elegido. Es de dominio público que toda conversión genera una pérdida (aunque seguramente mínima) del original, y en este caso se realizarán dos conversiones. Todavía más, ya que una de las ventajas de la televisión digital es la posibilidad de emitir audio en Dolby Digital 5.1 (por ejemplo), pero nos será imposible grabar esta señal original, sólo su versión Dolby Surround en analógico. Lo mismo con el vídeo.

Claro está que si el mismo grabador equipara sintonizador de televisión digital esto se solucionaría (o estaríamos a un paso de solucionarlo), pero a fecha de hoy sólo conocemos las (buenas) intenciones de Pioneer para la próxima temporada. Sí señores, no hay ni un solo grabador con sintonizador digital. Y nos preguntamos ya, cuando exista alguno, ¿tendrá también sintonizador analógico? Porque mucho nos tememos que en nuestro país la transición analógico a digital durará muchos años.

Un grabador de vídeo digital también es (o podría ser) un buen reproductor de DVD-Video. Normalmente la calidad en este apartado cumple con lo “normal” o básico, aunque haya agradables excepciones. Como tal, y a fecha de hoy, ya no sólo demandamos la salida RGB en SCART y sendas salidas de audio digital en óptico EIAJ-TosLink y eléctrico S/PDIF. Se agradece enormemente la inclusión de una salida de vídeo por componentes (y mejor si existe la posibilidad de una señal en progresivo), y más aún salida de vídeo digital DVI o incluso HDMI, un formato que rápidamente se está conviertiendo en estándar.



DISCO DURO



Si hacemos caso a lo que hemos hecho con nuestro viejo magnetoscopio de VHS y al uso que se da mayoritariamente a los grabadores de vídeo, la adición del disco duro es casi lógica e imperativa. Más del 75% de las veces lo utilizaremos para grabar programas de televisión que sin el grabador no podríamos ver. Luego, se borrará el contenido y a volver a empezar. Una solución cuando no hay disco duro es utilizar un soporte regrabable (todos ellos con ciclos prácticamente infinitos), pero su capacidad queda limitada en esos 4,7 GB (ahora seguramente empezarán a salir los grabadores de sobremesa de doble capa). El disco duro alcanza, como veremos en este mismo número de Cine En Casa, hasta los 400 GB (que son más de 700 horas en baja calidad). A diferencia de utilizar un soporte regrabable (aunque con la excepción del DVD-RAM, que sí lo permite), el disco duro nos ofrece dos interesantes prestaciones más: reproducción y grabación simultánea y edición. El primer caso es muy útil, cuando por ejemplo, llegamos a casa sólo 30 minutos más tarde del inicio de nuestro programa preferido. En vez de esperar a que se termine para poder verlo entero, podremos empezar a visualizarlo desde el inicio mientras el disco duro sigue grabando. Incluso podremos saltarnos los anuncios grabados como si de un DVD “convencional” se tratara.



EDICIÓN




Está claro que no hay nada mejor que un software dedicado, un ordenador personal y mucha dedicación para conseguir un disco DVD-Video con sus menús, capítulos, etc., de nuestras propias producciones. Un grabador, a fecha de hoy, no permite una edición de este calibre. Pero sí puede permitir eliminar secuencias de vídeo a voluntad, de la duración que nosotros deseemos. Por ejemplo, grabar un partido de fútbol entero y querer eliminar los cortes publicitarios, o reducir la boda de nuestro primo de 2 horas a 10 mintos (y esto sí que se agradece). Las importantes diferencias están en este tema cuando procedemos a comparar grabadores. Diferencias que se suelen traducir en un mayor precio. Vale la pena evaluar qué nivel de edición deseamos para conseguir una relación calidad/precio más ajustada.

La edición se puede realizar sobre soporte de sólo grabación, regrabable y en disco duro. En el primero de los casos, es seguro que no podremos recuperar el espacio que hemos “eliminado”, ya que de hecho lo único que hacemos es informar al disco que ESA secuencia no debe reproducirse. Sí será el caso con los soportes regrabables, etiquetando como “libre para grabar” el espacio que ocupa la secuencia eliminada. La ventaja del disco duro es que la manipulación puede ser más precisa, rápida y eficiente.

Si somos aficionados a utilizar la cámara de vídeo digital, el disco duro supone una útil herramienta para la edición.



ARCHIVO




Los cinéfilos, adorarán la posibilidad de poder archivar casi de por vida en un soporte indegradable decenas y centenas de películas que día a día se emiten por televisión. Pero, ¿sobre qué formato? Cuando la función es sólo archivar la opción a elegir es un DVD-R o un DVD+R. Las diferencias técnicas entre ambos son casi nulas, a la práctica idénticos. Sólo el precio del soporte puede suponer un criterio de elección (sobre todo si tenemos un grabador multi-formato). Los índices de compatibilidad en lectura de ambos superan el 95% (el 5% corresponde a las primeras unidades comercializadas).

Grabador de vídeo digital ¿o de DVD?



Deberíamos empezar a hablar de “grabadores de vídeo digital” en vez de “de DVD”. Cuando se establecieron las normas del formato DVD-Video, curiosamente, no se dejó opción alguna para una versión que permitiera grabar a tiempo real sin necesidad de estampación. Pero la demanda por parte de los usuarios fue lo suficientemente importante como para que los fabricantes empezaran a buscar una solución.

El DVD Forum, el organismo que gestiona el buen hacer del formato DVD-Video, aceptó como estándar la propuesta por parte de Pioneer con su DVD-R (sólo grabación) y DVD-RW (regrabación). Fíjense que son dos formatos, aunque normalmente nos referimos a ellos como a uno solo (DVD-R/RW).

Philips también propuso su “versión”, que para diferenciarla de Pioneer llamó DVD+R y DVD+RW (el + como “plus”). En la práctica las diferencias son mínimas, pero lo importante es recordar que detrás de cada formato hay un ingreso económico directo a su propietario (los royalties).

Como el DVD Forum no aceptó, lógicamente, la propuesta de Philips, ésta creó la DVD Alliance. A parte está el DVD-RAM de Panasonic, aceptado en el DVD Forum para ambientes informáticos.

Así las cosas, el DVD-Video es un formato, y los DVD-R, DVD+R, DVD-RW, DVD-RAM y DVD+RW son otros cinco formatos, totalmente distintos.

El uso del disco duro hace mejor el dispositivo, pero no el formato que se utilice para “quemar” los discos. De hecho, suelen grabar el vídeo en formato digital mediante el compresor MPEG-2, otorgando más fuerza al nombre “grabador de vídeo digital”.

Visto esto, ahora es más fácil entender que no existe un formato “DVD-Video grabable”, sino hasta cinco formatos totalmente independientes al estándar DVD-Video que conocemos. Justamente porque es un formato estandarizado, siempre escribimos DVD-Video sin acentuar la palabra “vídeo”, pues es un nombre propio que no debe traducirse.