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A vueltas con el HDMI

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No todos los HDMI son iguales. Independientemente de si esta interfaz es o no la más adecuada para la transmisión de vídeo de calidad, el estándar HDMI impone una serie de exigencias técnicas (por lo tanto, objetivas) que no permiten discusión alguna.

Texto: Redacción

No todos los HDMI son iguales. Independientemente de si esta interfaz es o no la más adecuada para la transmisión de vídeo de calidad, el estándar HDMI impone una serie de exigencias técnicas (por lo tanto, objetivas) que no permiten discusión alguna. Dos cables aparentemente idénticos ofrecerán distintos niveles de calidad. Algo que algunos fabricantes nos han querido transmitir y dejar muy claro.

Desde que en 2002 debutó el HDMI 1.0, esta interfaz se ha convertido en una solución que entraña una alta complejidad tecnológica, hasta ahora desconocida en ambientes domésticos. Una interafz que, además, ha ido evolucionando con pasos significativos, incluso dejando obsoletas las versiones anteriores. Por ejemplo, la más reciente actualización, la 1.3 Categoría 2, incorpora avances en la transmisión de vídeo con mayor profundidad de color, mayores relaciones de transferencia (para un flujo de vídeo mejorado), alta resolución hasta 1.080p y una mayor densidad de píxel para los actuales visualizadores de gran diagonal; aspectos que muchos de los cables diseñados para versiones anteriores ya no pueden soportar. Dicho de otra manera: todos los cables fabricados en 2002 ya no cumplen con los requerimientos actuales que ofrece el estándar HDMI, con lo que no sirven, por ejemplo, para la transmisión de audio y vídeo de los lectores de alta definición.



¿QUÉ ES EL HDMI?



El HDMI ofrece una única solución de conectividad bajo dominio digital para la mayor experiencia videográfica y sonora del momento. El actual estándar es fruto del trabajo común de varios fabricantes de renombre: Sony, Hitachi, Thomson (RCA), Philips, Panasonic, Toshiba y Silicon Image. Un trabajo que evoluciona diariamente, como demuestran las cinco actualizaciones del formato desde 2002, debido a los vertiginosos avances en el campo informático y audiovisual doméstico.

Los actuales 2,2 Gbps que demanda la alta definición en Blu-ray o HD DVD son un cambio enorme comparados con los 0,81 Gbps que ofrece el DVD-Video. Pero siguen siendo pocos ante la alta definición del futuro, que ofrecerá flujos de hasta 10,2 Gbps. Este reto sí lo consigue la actual v 1.3 Categoría 2, pero no las anteriores versiones, que se limitaron a cumplir los 2,2 Gbps. La versión 1.3 ofrece dos categorías: la 1 para los actuales televisores “HD Ready” y la 2 para las más recientes tecnologías que ofrecen 1.080p. Esta última categoría, además, está preparada para la mayoría de retos tecnológicos que puedan aparecer en un futuro próximo, como resoluciones superiores a 1.080p o, incluso, mayores tasas de refresco, mayor densidad de píxel o profundidad de color. Aspectos que hacen inservibles cualquiera de los cables HDMI de versiones anteriores (en un momento dado, incluso para la Categoría 1 de la v 1.3).



EL PROBLEMA



La primera generación de cables HDMI v 1.0 fue superada por nuevas versiones: 1.1, 1.2, 1.2a y ahora 1.3 con dos categorías. Cada versión demanda un diseño y una construcción diferentes, para así conseguir los estándares de calidad que cada versión requiere. Asimismo, cada nueva versión es retrocompatible con la anterior, por lo que con un cable 1.2a podremos aprovecharnos de todas las ventajas que aparecieron con las versiones 1.0, 1.1 y 1.2. Evidentemente, cada nueva versión implica la adquisición de un cable HDMI más caro, pero con capacidad para mayores prestaciones. El problema surge cuando comparamos dos cables para un mismo propósito y éste no explota eficientemente las exigencias exclusivas de la versión mejorada. Pero, para ojos del usuario, todos los HDMI son únicos, puesto que, desgraciadamente, no existe un logotipo que identifique convenientemente la versión de cada una de las posibilidades. Pero las diferencias existen. Más ahora que hay 2 categorías en la versión 1.3 que, entre otras cosas, marcan la diferencia entre una transmisión 1.080i (que sí soporta la categoría 1) y la 1.080p (que sólo soporta la categoría 2). ¿Cuántos cables 1.3 categoría 2 han visto ustedes? Seguro que muy pocos, por no decir ninguno.





AMBICIÓN



En un futuro muy cercano los ordenadores personales incluirán conexión HDMI, con lo que se convertirán en servidores audiovisuales auténticos. A diferencia del mundo audiovisual, el informático no ofrece resolución 1.080p, sino 1.440p, incluso con tasas de refresco superiores a los 50-60 Hz. Esto incrementa notablemente los requerimientos del estándar HDMI. Pero no sólo los píxeles. La posibilidad de ver en televisión nuestras fotografías digitales implica la necesidad de poder trabajar con señales de vídeo cuya profundidad de color sea superior a los 10/12 bits, alcanzando los 24/48 bits. Todo ello a través de un cable HDMI. Incluso sin tener en cuenta, a estas alturas, la necesidad de transportarlo todo a través de un cable relativamente largo, puesto que pocas veces tenemos el ordenador personal justo al lado del televisor.



PRUEBA



¿Cómo sabemos realmente que dos cables HDMI son diferentes? Pues porque presentan diferencias. Silicon Image es de las pocas compañías que disponen del material de medición específico para evaluar si un cable es capaz o no de cumplir con los requerimientos técnicos del estándar. En un reciente estudio mostraron las claras diferencias entre un cable de marca desconocida y otro Montser, este último validado para la transmisión de señales 1.080p. En la imagen gráfica que acompaña este texto pueden ver 3 mediciones, que se conocen como “patrón de ojo”. El objetivo es detectar perfectamente el hueco negro que deja la señal, puesto que esto implica una detección perfecta de las señales digitales. La medición superior corresponde a un cable Monster certificado, mientras que las dos inferiores corresponden a dos cables de marca desconocida con resultados cada vez peores. Si hay quien no reconoce estos errores como válidos siempre puede realizar su propio experimento: conectar a un televisor y a una fuente compatibles 1.080p un cable HDMI y compararlo con otro. Si el cable es bueno, no deben aparecer artefactos y el nivel de negros debe ser el adecuado; mientras que un cable defectuoso mostrará varios defectos en forma de ruido digital o negros imposibles de mostrar (con manchas aleatorias). Quizá el problema no era del televisor.


APRECIACIONES AL ARTÍCULO ANTERIOR

Desde CEC seguimos pensando que quizá el HDMI no es el estándar de conexión más adecuado para nuestras necesidades, puesto que ya vimos en su momento que una conexión Cat5 o superior solventaba con eficiencia los mismos problemas. Pero la industria eligió el HDMI. Si obviamos lo primero, el artículo que están leyendo sin duda arroja luz a algo que se malinterpretó en el anterior artículo, seguramente, por una pobre redacción. Es obvio que nuestro objetivo es conseguir la mejor reproducción audiovisual en nuestro hogar, y que esto, visto el panorama, se consigue eligiendo inteligentemente todos los componentes de nuestro equipo, entre ellos el cable HDMI. Somos los primeros que comprobamos las evidentes diferencias entre cables HDMI en el campo del vídeo, por lo que el destacado del artículo en cuestión podía producir cierta confusión. Sabemos que cuanto mayor es el nivel de exigencia, sobre todo en el campo del vídeo, mayor es el precio del cable HDMI, debido a su complejidad técnica.

 

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