• Hits: 3136

A por la HD, con el Blu-Ray

Ratio: 5 / 5

Inicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activadoInicio activado
 

Una batalla de formatos evitada. La HD está a punto de llegar y parece ser que con el Blu-Ray por delante.

Texto: Ramon Sendra

Hace 10 años que se presentó el DVD-Video. Era en 1996 cuando nos descubrieron un nuevo formato para soportes de 4,7 Gb capaz de ofrecernos imágenes espectaculares en nuestros televisores. Gracias al DVD-Video muchos encontraron la excusa para comprar televisores panorámicos y de mayor diagonal. Era el no va más; pero pronto pedimos mejorar. Desde hace unos años se habla de los formatos en alta definición. Aunque existen descodificadores de vídeo, sobre todo para ambientes informáticos, compatibles con HD, se hacía necesario un estándar genérico a nivel mundial. Y así aparecieron dos fuertes candidatos: el HD-DVD impulsado por Toshiba y NEC y el Blu-Ray, con Sony y Philips a la cabeza. Muchos, incluso nosotros, ya intuimos una nueva “guerra de formatos” y, aunque nos era imposible evitarla, propugnábamos una única solución en aras de salir beneficiados desde el primer momento.

El año pasado, ambos contendientes se sentaron en una mesa para buscar una solución satisfactoria. La idea era coger lo mejor de cada uno de los dos formatos aspirantes a estándar y crear, seguramente, un tercero, pero único. Desgraciadamente, la idea no cuajó.

El formato DVD-Video sí consiguió unir lo mejor del CD-Audio (un “invento” de Sony y Philips) con el formato SD (Super Density) de Toshiba; pero no ha sido así con los formatos en alta definición. Aun así, ambos pretendientes son muy similares en concepto y prestaciones, desde el uso del láser azul (su menor longitud de onda es la responsable del color azulado del haz) hasta las características de la señal de vídeo: anamórfica y compatible con los estándares 720p/i y 1.080p/i. Quizá la única diferencia destacable es la capacidad: mientras que un disco Blu-Ray de simple capa y cara alcanza los 25 Gb, un HD-DVD similar llega a los 30 Gb. Pero el uso de un par de capas supera con creces la demanda de capacidad idónea para incluir una película de 2 h y media en alta definición junto con todo un amplio elenco de extras, algunos de ellos incluso interactivos. Hace unas semanas tuve la oportunidad de gozar de una edición cinematográfica en Blu-Ray, prestando especial atención a dichos contenidos interactivos. En comparación a una edición en DVD-Video la mejora es sensacional, lo que me lleva a afirmar una vez más que los límites en espectacularidad y funcionalidad están en manos de los creativos, en vez de en la propia tecnología.

Independientemente de todo esto, Blu-Ray y HD-DVD siguen estando en el centro de nuestra atención y, ahora que sabemos que ambos, más o menos, comparten las mismas especificaciones, la pregunta es: ¿qué hará decantarse a los usuarios por uno u otro formato?

Los líderes de cada uno de los formatos aspiraban, cómo no, a convertir el suyo en un estándar. Las ventajas económicas que ello conlleva no pasan desapercibidas. Cuando un formato es estándar todo aquel que quiera utilizarlo (desde los fabricantes de reproductores a los del propio soporte) tiene que pagar una cierta cantidad económica por hacer uso del formato, es lo que se conoce como royalties. En cierta manera, los ingresos generados por los royalties permiten amortizar los costes en investigación y desarrollo, algo que tampoco podemos obviar como usuarios. La única diferencia entre formato y estándar es que en esta última condición el uso es generalizado y, por lo tanto, se consiguen más ingresos porque hay más marcas interesadas en él.



INTERESES COMERCIALES



Este interés es el que motivó, desde hace ya un par de años, la famosa “guerra”, aunque curiosamente nunca llegó a manos del usuario, ya que todavía hoy, como mínimo en nuestro continente, no tenemos oportunidad de comprar, es decir, de elegir. Así, unos y otros se empecinaron en conseguir el máximo número de apoyos por parte de otros fabricantes, y al más puro estilo masculino de “a ver quién la tiene más larga” (me refiero a la lista de quien los apoya) se generó toda una retahíla de batallas que incluso centró nuestra atención.

Ha llovido mucho desde entonces y está quedando clara una frontera virtual que, seguramente, identificará ambos formatos en función de sus aplicaciones. Uno de los socios más deseados por todos era Microsoft. El gigante de la informática optó primero por el Blu-Ray, pero cuando este consorcio decidió recurrir al Java como plataforma interactiva, empujó de manera involuntaria a Microsoft a cambiar de lado. Este movimiento político es, seguramente, el que ha trazado la futura división entre lo informático y lo audiovisual.

Microsoft, aliado con Dell, ya ha anunciado la inclusión de reproductores HD-DVD en sus próximos ordenadores. Si Dell, uno de los más grandes proveedores de hardware informático a nivel mundial, se decide por ello, seguramente hará estándar en ambientes informáticos al HD-DVD. ¿Es eso malo? No. Desde las nuevas cámaras de fotografía digital con resoluciones cada vez mayores, pasando por la necesidad de intercambiar la mayoría de datos posible (y, por tanto, demandar de más capacidad móvil) u otras tantas aplicaciones más reclaman un soporte extraíble y compatible con los actuales CD-ROM y DVD-ROM. El HD-DVD (aunque también el Blu-Ray) se erige como una de las mejores opciones: aumenta significativamente la capacidad para un disco óptico cuyo tamaño es idéntico a los soportes anteriores. Evidentemente, un lector HD-DVD puede ser compatible en lectura y grabación con los soportes anteriores. Y ¿qué pasa con el Blu-Ray?

Aunque no somos expertos en informática, sí reconocemos que lo importante no son los contenidos sino la posibilidad de poder grabar, administrar y compartir datos en todo el mundo. Pero en el mercado audiovisual doméstico esto no es un punto a favor para nadie. Al contrario.

Los actuales grabadores de vídeo digital vienen ya con discos duros de muy alta capacidad justamente para dar respuesta a esta demanda específica: quiero grabar cuantas más horas de vídeo mejor. A fecha de hoy (y sobre seguro de manera generalizada durante mucho tiempo más) la máxima calidad de vídeo disponible de forma normal es la SD, correspondiente a las emisiones de televisión vía terrestre, cable o satélite. A excepción de algunos pocos canales en HD, el resto apenas alcanza las 625 líneas máximas que permite el estándar de teledifusión PAL. Por lo tanto, no hay una demanda certera de un producto que sea capaz de registrar en alta definición, pues no hay señales de este tipo que se vaya a grabar.



APUESTA POR CONTENIDOS



El secreto está (y ahora sí respondemos a la tediosa pregunta) en los contenidos. Sony acertó de lleno al apostar por la adquisición de contenidos. Actualmente es propietaria de una de las empresas de cine más importantes del mundo y, por tanto, administradora de una considerable cartera de películas, algunas de ellas muy populares. Al ser propietaria de ellas puede hacer lo que quiera, como así ha hecho con su formato UMD, compatible casi en exclusiva con su consola de juegos portátil PSP. Está claro que, aunque haya distribuidoras que apoyen indistintamente el Blu-Ray y el HD-DVD (sólo hay tres que apuesten en exclusiva por el HD-DVD), Sony no tiene planeado sacar ninguno de sus títulos en HD-DVD.

Y es que ahora ha anunciado que, por fin, editará varios títulos en Blu-Ray. Aquellos que sentimos verdadera devoción por la alta calidad dudo que nos resistamos a adquirir algún reproductor Blu-Ray, aunque sólo tengamos disponibles un pequeño (aunque seguramente interesante) abanico de películas. Todo es empezar. De momento la lista incluirá 20 ediciones, aunque Sony lleva tiempo almacenando muchas de sus producciones en másteres a 1.080p, casi 3.000 de ellas. En cualquier caso, desde el 23 de marzo ya están disponibles en Blu-Ray películas como El 5.º elemento, Robocop, Stealth, SWAT, Species, Terminator, xXx o Resident Evil.

Paralelamente, compañías como Samsung o Panasonic ya han anunciado sus reproductores Blu-Ray, aunque a precios algo “caros” (el de Panasonic, anunciado el 28 de marzo para el mercado norteamericano, se sitúa a un PVP de algo menos de 1.500 $).

La PlaySation 2, curiosamente también de Sony, impulsó de manera enérgica el formato DVD-Video al incluirse de serie (como reproductor) en la consola. Con unas ventas de millones de unidades en todo el mundo, la PS2 acercó vertiginosamente el DVD-Video a un ingente número de usuarios. Microsoft, que ya sabemos que apoya el HD-DVD, anunció el año pasado que su Xbox 360 vendría con compatibilidad DVD-Video y HD-DVD, aunque al final prefirió adelantar su comercialización a las pasadas Navidades y tuvo que olvidarse de la compatibilidad HD-DVD. Aunque es la primera marca en presentar una consola de juegos de alta definición verdadera (tiene juegos a 720p y 1.080i reales), Sony todavía alberga esperanzas de que su PlayStation 3 (retrasada para noviembre), que sí vendrá con compatibilidad Blu-Ray, sea el detonante definitivo para la popularización del Blu-Ray como candidato definitivo a suceder al DVD-Video.

¿MUERTE AL DVD-VIDEO?

Una de las preguntas más comunes entre los aficionados es si el Blu-Ray o el HD-DVD sustituirán definitivamente al DVD-Video. La respuesta es que así sea. Independientemente de quién consiga un mejor estatus, la idea es que, paralelamente al uso de televisores panorámicos de mayor diagonal y proyectores, optemos por un soporte que nos ofrezca mayor calidad y resolución de audio y vídeo. Pero ambos formatos se han encargado de ser “retrocompatibles”, es decir, permitir el diseño de reproductores y grabadores que sean compatibles con el DVD-Video y CD-Audio. Así, todo reproductor Blu-Ray o HD-DVD podrá leer sin problemas un DVD-Video o un CD-Audio. Sólo faltaría.

Lo que no será posible es reproducir un disco de alta definición en un reproductor actual de DVD-Video, como sí ocurre, por ejemplo, con algunos SA-CD (que tienen una capa compatible CD-Audio). También está por ver qué ediciones salen en DVD-Video, en Blu-Ray, en HD-DVD o en varios formatos.