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A por el televisor

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Una útil guía que te facilita elegir tu nuevo televisor.

Texto: Alberto Gilabert

A las puertas del Mundial de Fútbol muchos serán los que acabarán comprándose un nuevo televisor de LCD o plasma (aparte están los que tirarán por los proyectores). Los que no se atrevieron en Navidades lo harán ahora. Aunque es seguro que muchos todavía no tienen ni tan siquiera claro qué tipo de televisor comprar, de qué diagonal, etc.

Este artículo intentará ofrecer algunos de los aspectos más básicos pero a la vez más decisivos que nos deberían ayudar (e impulsar) a comprar un nuevo televisor, de éstos que mal llamamos “planos”. Nos gusta romper algunos tópicos, como que las diagonales de 42” son enormes. Si así fuera, ¿por qué en los cines nos gusta que las pantallas sean grandes? ¿Es que en nuestra casa no podemos seguir el ejemplo?

Es posible encontrar el modelo perfecto para nuestras necesidades, uniendo lo que la televisión convencional demanda y lo que nuestra afición aspira a obtener. No es tan difícil, muchas veces sólo es necesario vencer el miedo y arriesgarse un poco.

También veremos que ahí donde cabía un TRC de menos de 30” podremos instalar algún que otro televisor panorámico de 42”, y que la relación de aspecto 16:9 es algo más que “una pantalla más grande”. Todo desde un punto de vista práctico.

La adquisición de un nuevo televisor vvenir motivada o bien porque el viejo se ha estropeado o, seguramente, por las ganas de mejorar en la visualización. Hemos pasado de unos buenos televisores de tubo a otros mucho mayores, más espectaculares y de tecnologías diferentes (plasma y LCD). La moda nos incita a hablar de ellos como “televisores planos”, cuando en realidad ya existían TRC de tubo plano. De hecho, deberíamos hablar de “televisores delgados”. Ésta es la principal característica de estos visualizadores que permiten, por primera vez, ser colgados realmente de la pared. Aun así, la gran mayoría no lo hace y opta por instalarles la base de sobremesa. Esta base, visto el tamaño y peso del panel, suele tener entre 30 y 50 cm de profundidad, por lo que “ocupan” más o menos lo mismo que un TRC 4:3 convencional (a veces, más). Por lo tanto, a la hora de elegir un televisor LCD o plasma vale la pena medir no sólo el ancho y alto del panel en sí, sino también el fondo que tendrá si se utiliza la base. En el mercado, además, existen bases fijas y otras giratorias. Rotar ligeramente un panel de 30 ó 40 kg no es fácil y puede ser posible que, si no tiene una base giratoria, dañemos el mueble.





¿QUÉ DIAGONAL?



La gran mayoría de televisores TRC en 4:3 de los últimos decenios tienen una diagonal de 29”. Muchos, cuando han querido saltar al formato panorámico, no se han dado cuenta de que el equivalente más aproximado en altura entre un 29” 4:3 y otro en 16:9 es, curiosamente, el de 32”. De hecho, sobre el papel, un 32” en 16:9 es 1,4 cm más bajo (nos referimos a la altura de la imagen que se consigue, no del propio televisor con su chasis) que el 29” 4:3. Si elegimos un modelo de 42” convencional, la diferencia de altura es de sólo 11,2 cm. ¿A que no lo parece?

Otro tópico que hay que vencer es que con un nuevo televisor PDP o LCD, incluso cuando su diagonal es de 42”, necesitamos colocarnos todavía más lejos. Pues no es así. De hecho, una de las ventajas de estos nuevos televisores es que son capaces de reproducir más puntos por pulgada, incluso cuando la resolución de la señal que utilizamos es de definición estándar. Es lo que llamamos “tamaño del píxel”, que en los TRC es mucho mayor que en el caso de LCD y plasmas. Sin que esto sea una norma estándar, muchos aceptan que el mejor lugar para sentarse a ver estos televisores es a tres veces la diagonal del aparato, es decir, en el caso de un TV de 42” a apenas 160 cm (para 50”, 187 cm; para 37” unos 140 cm). Cuando hablábamos de TRC de 29” en 4:3 esta distancia debía ser de, aproximadamente, entre 5 y 7 veces la diagonal, es decir, unos 2 m. No sólo la pantalla crece en diagonal y tamaño sino que podemos situarnos mucho más cerca.

Al hacerlo aumentamos hasta tres veces el ángulo de visión de la imagen presentada. Volviendo a las distancias anteriores, a 2 m de distancia con un TRC de 29” tenemos un ángulo de visión de 10º (es decir, de todo nuestro campo visual, sólo un 10º representa la imagen del televisor). En el caso de un 42” y colocados a 160 cm, este ángulo se incrementa hasta los 30º. De esta manera cumplimos poco a poco el objetivo de recrear en nuestro hogar un cine comercial, donde este ángulo puede llegar a los 40 ó 50º. ¿Verdad que seguimos disfrutando más del cine?

En el esquema superior reproducimos un dibujo que publica Panasonic en su nuevo catálogo de televisores de plasma. Aunque su nueva generación de paneles consigue un chasis mucho más compacto y corto, resulta interesante ver de una manera gráfica la posibilidad de poder colocar ahí donde antes teníamos un “obsoleto” TV TRC de 33” un panel de plasma de 50”.





TECNOLOGÍA



Es muy difícil poder responder qué tecnología de visualización es mejor: plasma, TRC, LCD o retroproyección (y, en este último caso, decidir entre paneles LCD, DLP, D-ILA o SXRD). Muchas veces, las ventajas de una tecnología son desventajas en la otra, y viceversa, eso sin tener en cuenta el precio de venta final, que es lo que determina la relación calidad/precio.

Pero sí hemos detectado un problema entre lo que vemos en una tienda y lo que realmente veremos en nuestro hogar. Nos remitimos otra vez a una gráfica que publica Panasonic al respecto y que nos ha parecido muy interesante.

Con ella no queremos afirmar categóricamente que una tecnología es mejor que la otra, sino hacer ver que la elección en la tienda puede suponer a veces una mala solución, porque las condiciones de visualización en ese espacio nunca serán reproducidas en nuestro hogar. Normalmente esto no ocurre en tiendas especializadas que, como es lógico, intentan emular a la perfección las condiciones normales que encontraríamos en nuestro hogar.

La idea es hacer ver que el alto brillo ambiental en ciertas tiendas y el uso de fluorescentes hace poco útil la comparación entre modelos distintos.