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Limpieza y mantenimiento

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Hay aspectos que valoramos muy poco en lo que se refiere a nuestro equipo, y que el paso del tiempo demuestra que su importancia era mayor de lo que creíamos. Nos estamos refiriendo a la limpieza y mantenimiento de nuestro conjunto. Con unas sencillas pautas que mostramos en nuestra sección Básicos, podrás conseguir que la durabilidad y el rendimiento de todos los elementos se mantengan siempre en perfecto estado.

Texto: Redacción

En ocasiones, nos preguntamos cómo limpiar nuestro equipo, así como los productos que no se deben o pueden emplear. Las dudas provocan que la limpieza de nuestro conjunto se retrase más de lo necesario. Por eso, en este artículo, te enseñamos una serie de normas básicas sobre el procedimiento a seguir y los materiales que hay que utilizar.

La primera regla de oro es evitar la humedad, ni siquiera con paños húmedos. Cualquier entrada de agua o líquidos en nuestros equipos (tanto cajas como electrónicas), puede ser perjudicial. Nuestros mejores aliados serán el aspirador y el plumero.

El mejor procedimiento para quitar el polvo de las telas protectoras es utilizar el aspirador, sin apoyarlo sobre las mismas, para evitar el riesgo de enganchones. A una distancia de unos dos centímetros debe ser suficiente. El exterior de las cajas debe limpiarse pasando el plumero, para el que siempre debemos tener en consideración que sea antiestático. Hay algunos modelos que se venden para la limpieza del salpicadero de los vehículos que son muy efectivos en los bafles. Es un proceso que debemos realizar con cierta periodicidad, al menos una vez al mes. También debemos recordar que todos los productos audiovisuales vienen con una funda protectora. Nunca debemos tirarla, ya que en largos periodos de ausencia nos resultará muy útil para proteger nuestros equipos, especialmente del polvo.

En el caso de amplificadores y fuentes, resulta trascendental mantener las rendijas de ventilación sin obstáculos y libres de polvo. Es la vía de acceso más sencilla, y si lo hacemos con cierta periodicidad, nos puede servir hasta pasar una gamuza o incluso la mano por encima. Además, lógicamente, estos conductos están ubicados sobre las secciones más expuestas al sobrecalentamiento de nuestros equipos, por lo que dejar esa zona despejada es de vital importancia. Normalmente, basta con levantar la carcasa superior. También podemos emplear bastoncillos de algodón para llegar a las zonas de más difícil acceso. El problema es que muchos dispositivos tienen una carcasa cada vez más compacta, para evitar vibraciones, que convierte una sencilla operación en un auténtico engorro. En ese caso, lo más fácil es aumentar la frecuencia de la limpieza exterior, de modo que no haya apenas suciedad que pueda entrar en la circuitería. Para esa zona tan delicada, recomendamos sprays de aire comprimido, que se utilizan mucho en informática. Los podemos encontrar en cualquier tienda de electrónica. Por cierto, también resultan muy eficaces en mandos a distancia.

Para la limpieza externa, lo ideal es emplear un plumero, pero es importante que no sea de plumas, sino sintético. Los de plumas siempre pierden algún resto, y es peligroso que éste se introduzca en un aparato electrónico a través de las rejillas de ventilación.

Para los otros dispositivos, sobre todo los potenciómetros, se aconseja alcohol propileno. No daña los componentes electrónicos, y resulta muy efectivo. Se puede encontrar en droguerías y tiendas especializadas. También nos puede servir el alcohol isopropílico.

Respecto al cableado de altavoces, el procedimiento es muy similar el que realizamos con las telas protectoras. Suele estar en una zona poco visible, en muchos casos de difícil acceso. Un buen recurso es el aspirador. Nos resultará especialmente útil uno portátil, como los que se emplean para el interior de los coches, y lo ideal es hacerlo a media distancia. También es importante limpiar los bornes de las cajas al menos una vez al año, ya que tienden a acumular suciedad, especialmente si es cable pelado.

En lo que se refiere a los displays, hay gamuzas especiales con las que podemos quitarles la suciedad. Las más recomendables son las que se venden en tiendas de electrónica, especiales para monitores (tanto TFT como LCD). Son similares a las que se utilizan para limpiar las gafas, y su ventaja reside en que no sueltan hilos que puedan rayar la superficie.

Al igual que sucede con las cajas, la electrónica requiere su mantenimiento. Especialmente indicado es una revisión y limpieza de la conectividad. Aunque apenas resulte audible, el hecho de que una conexión no esté conectada con la mayor precisión, puede ocasionar una perdida de la señal, por pequeña que ésta sea.

Los CDs y DVDs sí pueden lavarse directamente con agua y jabón, sin ningún problema. La única salvedad es seguir el sentido de la grabación, es decir, de manera radial, y secarlos muy bien. Puede hacerse con un trapo, pero lo más recomendable es hacerlo directamente con la yema de los dedos. El proceso de secado debe hacerse con un material que no suelte pelusas ni hilos. Es una operación especialmente recomendada para los discos ópticos muy rayados, ya que puede hacer legible un CD que hubiéramos desahuciado.

Asimismo, debemos valorar la utilidad de los CDs o DVDs que se usan para limpiar la lente de nuestros lectores. Muchos de ellos no ofrecen en ocasiones el resultado esperado. De todos modos, tengamos en cuenta que deben ser diferentes para CD o DVD, dado que la posición de las lentes varía sensiblemente, igual que sucede en el caso de los reproductores Blu-ray. Debemos desconfiar, por tanto, de aquellos discos que indiquen igual eficacia en lectores de CD o DVD.

Respecto a las pantallas, tanto plasma como LCD, la prioridad es no aplicar nunca ningún producto directamente sobre las mismas, sino en el trapo o pañuelo. Lo mas recomendable es utilizar siempre papel de cocina o similar, o en su defecto un trapo o paño antiestático. Existen productos específicos para su limpieza, que podremos encontrar sobre todo en tiendas de informática. La mayoría se componen básicamente de espuma seca. En cualquier caso, también podemos emplear agua destilada, en una mínima cantidad. Es importante esa condición, ya que en caso contrario nos podrían aparecer manchas de cal en el panel. Otro aspecto que debemos cuidar es que siempre que vayamos a limpiar la pantalla, ésta debe estar fría. Lo recomendable es que haya pasado más de una hora desde su último uso.

Por último, y aunque pueda parecer obvio, jamás debemos limpiar ningún dispositivo electrónico que esté enchufado a la corriente eléctrica. Lógicamente, eso incluye el standby.

En lo referente al marco de las televisiones, existen numerosos productos que resultan muy efectivos, pero todos ellos, independientemente del fabricante, deben cumplir con un mínimo de requisitos imprescindibles: en el caso de las toallitas o paños, éstos deben ser antiestáticos, sin alcohol, sin amoniaco y no inflamables. En cuanto a los geles y sprays, debemos asegurarnos de que el envase sea antigoteo y que, en el caso de contener agua, ésta sea destilada.

Entrando en otro terreno distinto, el tratamiento que debemos aplicar a las lentes de los proyectores es muy similar al que aplicamos en fotografía. Es decir, la utilización de la llamada pera fotográfica, para eliminar el polvo, y un pequeño pincel. En casos extremos, hay kits de limpieza específicos para lentes, que se venden en tiendas de fotografía. Éstos suelen incluir unos bastoncillos y un líquido similar al que se emplea para las gafas. Aún así, lo más recomendable es evitar tocar la lente. Las pantallas de los proyectores más modernas ya son lavables. Al menos, las fijas. En este caso, debemos utilizar jabón neutro y una esponja para bebés, aunque es una operación que hay que realizar con mucho mimo. En el caso de las enrollables, lo cierto es que no hay demasiadas soluciones.

Como conclusión, indicar que la limpieza de nuestros equipos no es algo que va sólo unido a la higiene, sino que en muchos casos, podremos obtener una mejoría del sonido, e incluso evitar futuros problemas en forma de sobrecalentamiento o averías por la presencia de cuerpos extraños. Ya hemos mostrado lo sencillo que puede resultar, siempre teniendo algo de disciplina. Valoremos en su justa medida el esfuerzo que nos supone, y el beneficio que podremos obtener, especialmente en forma de durabilidad de aparatos que, en muchas casos, nos han supuesto un importante desembolso económico.

 

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