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SUBWOOFERS. La perfecta ubicación.

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El subwoofer se ha convertido en la espada de Damocles de todo buen conjunto multicanal. En una correcta ubicación, puede completar el espectro sonoro y mostrarnos un nuevo sonido.

Texto: Redacción

El subwoofer se ha convertido en la espada de Damocles de todo buen conjunto multicanal. En una correcta ubicación, puede completar el espectro sonoro y mostrarnos un nuevo sonido. Por el contrario, mal situado, puede convertirse en una pesadilla para nosotros… y nuestros vecinos. En este artículo te ofrecemos ayuda para que puedas disfrutar del subwoofer a pleno rendimiento.

Dentro de un equipo multicanal, todo el mundo tiene muy claro dónde hay que poner los frontales, la ubicación del canal central, y los traseros, pero, ¿qué hacer con el subwoofer? O lo que es más importante, ¿dónde lo sitúo para que mi casa no se convierta en una discoteca, repleta de tonos graves fuera de control? Obviamente, la respuesta depende de varios factores, algunos de los cuales no podemos conocer, como las dimensiones de la sala o el aislamiento de la misma. Sin embargo, sí podemos ofrecer una serie de pautas que de forma genérica pueden ayudarnos a ubicarlo.

Hay mucha leyenda negra que rodea al subwoofer, sobre su utilidad, sobre la imposibilidad de situarlo correctamente o incluso de su necesidad en sistemas de cine en casa. Hay que poner de manifiesto que es sencillamente imprescindible en un sistema multicanal. Ésta es una idea que siempre ha estado muy clara entre los buenos aficionados, pero hay una legión de consumidores que ha sufrido mucho intentando acomodarlo en el sitio adecuado, y, en demasiadas ocasiones, sin excesiva fortuna. Pero como había una cantidad insoportable de tonos bajos rondando la sala, no se pensó que la responsabilidad podía ser de la falta de calidad de la construcción. O que su potencia superaba holgadamente las necesidades de la estancia. Sencillamente, se arrinconó en el trastero. Vamos a hacer un esfuerzo por recuperar la confianza en él y todo lo que nos puede aportar.

QUÉ ES

El primer paso es saber exactamente qué es un subwoofer. Es un altavoz que cubre las frecuencias más graves, normalmente entre 20 y 80 Hz, que no cubren los altavoces convencionales (en este caso, nos referimos concretamente al woofer, que abarca entre los 40/80Hz hasta los 1000 Hz). Insistimos en lo aproximado de las cifras, dado que con la gran cantidad de cajas de calidad en el mercado, estos números varían extraordinariamente. El objetivo es cubrir el espectro sonoro que no alcanza el woofer por abajo. Estas cifras, aunque orientativas, son importantes, ya que en una instalación podemos tener ciertas frecuencias reproducidas por duplicado. Es decir, imaginemos que nuestro subwoofer trabaja entre 20 y 100Hz, y nuestros woofers entre 90 Hz y 9 Khz. En ese caso, la frecuencia que va entre los 90 y los 100 Hz, se reproduce por duplicado, lo que daría lugar al indeseable efecto dumping o el característico BUM, BUM, BUM, que en ocasiones escuchamos en el nuestro, y que afecta a toda la sala. Tengamos en cuenta que las ondas graves son omnidireccionales, lo que puede ocasionar “choques” entre ellas. Esto lo podemos solventar con un crossover, un filtro divisor de frecuencias en el que podemos situar el corte del woofer en 100 Hz, para así completar el espectro sonoro, sin interferir en las frecuencias. La mayor parte de los actuales incorporan el filtro divisor para así poder adaptarse a cualquier conjunto estéreo o multicanal. Con ello, podemos conseguir una imagen sonora completa y hacer el sonido más natural y cercano a la realidad. Además, dado que el crossover no interrumpe la frecuencia de un modo tajante, sino que lo hace progresivamente disminuyendo dB, debemos situar ese punto de corte en una frecuencia levemente superior a la que establece el subwoofer.

CONECTIVIDAD

Respecto a la conectividad, la mayoría llevan dos tipos de entrada, las llamadas Line Level Input o LFE (Low Frequency Effects), que corresponden a una señal sólo preamplificada, procedente del amplificador o receptor por el que llegará el canal .1 de las grabaciones 5.1 ó 7.1 y las frecuencias del resto de los canales inferiores al punto de corte seleccionado en el AVR. Es la que se utiliza con mayor asiduidad, mediante un cable coaxial de la máxima calidad posible, para evitar interferencias con otras señales de radio frecuencia. En el caso de disponer de dos entradas LFE (por ejemplo, para una configuración 11.2), los fabricantes suelen recomendar la izquierda, si bien el resultado suele ser exactamente igual en las dos, según mi experiencia.

Las otras entradas, llamadas generalmente Speaker Level Input, son para señales amplificadas y proceden directamente de los bornes de un amplificador que no tenga salida LFE; están situadas junto a las respectivas salidas para conectar a ellas los altavoces. El subwoofer captura las frecuencias que seleccionemos en el filtro divisor de frecuencias (que ya hemos comentado antes) y pasaría también la señal del amplificador por las salidas hacia a los altavoces. En algunos modelos existe la posibilidad de elegir qué frecuencias llegan a los altavoces, mediante un filtro divisor de frecuencias medias y altas.

SU UBICACIÓN

Precisamente la condición de omnidireccionales a la que antes hacíamos referencia, nos puede ayudar en la ubicación. Eso quiere decir que no necesitamos tener el subwoofer frente a nosotros, ya que sobre su posición inciden otros factores que también tienen su importancia. Es imprescindible que tenga la mayor distancia libre posible, por lo que la ubicación idónea es partir de la diagonal más larga de la sala. Ojo, porque al colocarlo en un rincón, va a generar ondas sonoras que golpean en las paredes y suelo, lo que va a proporcionar una media de 9 dB (3 dB por cada una de las paredes y otros 3 por el suelo) extras de amplificación. Conforme lo vayamos alejando del rincón, esa amplificación extra irá mitigándose, pero puede estar presente hasta uno o dos metros de distancia. Cuidado con los que aún tienen CRT, ya que se van a generar unas ondas electromagnéticas que van a interferir en nuestro visualizador, por lo que van a mediatizar la colocación.

Una vez situado en el rincón y en orientación diagonal, podemos empezar nuestras pruebas, siempre empezando por el multicanal. Hay una inmensa cantidad de películas donde elegir, pero es un error pensar que una película repleta de explosiones y golpes va a ser paradigmática para probar nuestro subwoofer. Las explosiones tienen unas frecuencias tan bajas que son “fáciles” o “efectivas” de reproducir bajo cualquier circunstancia. El objetivo es que resulte lo más natural posible, y por eso debemos buscar un título donde haya presencia constante de bajos (por ejemplo, una banda sonora de ritmos cercanos al jazz), en la que no haya grandes subidas ni bajadas de tonos graves. Dreamgirls podría ser una opción muy interesante, ya que tiene números musicales con una presencia constante de bajos, y la edición en BD ofrece un sonido extraordinario. También Million Dollar Baby nos podría servir para nuestros propósitos, ya que además tenemos los combates para comprobar la espectacularidad que puede entregar nuestro invitado. No esperemos que finalice la película para hacer los cambios pertinentes. Es imperativo ir moviendo el altavoz durante el film, e incluso ir anotando los cambios. Obviamente, también cuenta la subjetividad, ya que no a todo el mundo le gusta la misma intensidad en los graves. El primer movimiento debe partir del rincón en orientación diagonal, alejándolo de la pared. Eso irá reduciendo progresivamente los 9 dB de los que hablábamos antes, lo que redundará en una disminución de los graves.

En el caso de trabajar con dos subwoofers, el planteamiento debe ser similar, colocando los dos altavoces enfrentados en la diagonal más larga de la sala y reduciendo la distancia poco a poco. Una vez que hemos encontrado la medida a nuestro gusto, podemos variar la orientación, pero tengamos en cuenta que por la omnidireccionalidad de las ondas graves estos cambios nos van a aportar muy poco. También es importante probar todas las modificaciones desde nuestra posición de visionado más frecuente, ya que los tonos generados no se van a escuchar igual en toda la estancia, y por ello podemos tener retardos o pérdidas de fase. No olvidemos que estas ondas van a golpear directamente en el suelo, por lo que si tenemos vecinos y también por un criterio estrictamente acústico, resulta especialmente interesante el uso de moquetas o alfombras bajo el subwoofer, especialmente en aquellos que incorporan el altavoz orientado hacia el suelo.

ESTÉREO Y SUBWOOFER

Respecto al uso en estéreo, la pregunta surge de inmediato. Si llevamos tantos años escuchando música con dos cajas, en riguroso estéreo, ¿es necesario emplear ahora un subwoofer? La respuesta es que necesario, en la acepción más imperativa del término, no. Como siempre, y lo mismo es aplicable al multicanal, hay que escuchar para poder decidir. En las jornadas de Alta Fidelidad Absoluta de Sarte celebradas en Valencia el pasado mes de mayo, tuvimos ocasión de escuchar una configuración de REL Accoustics con las Grand Beethoven de Vienna en las que se situaron dos subwoofers en una diagonal enfrentada. La sensación que me dejó fue la de escuchar música de una manera distinta, tal vez más completa (en el sentido más frecuencial de la palabra), pero algo coloreada respecto a la grabación original. Nos pareció una opción que gustará a los aficionados al cine en casa, pero que a buen seguro desagradará a los audiófilos más puristas y a los militantes del estéreo. Tengamos en cuenta también la capacidad de nuestras cajas para entregar graves. Aunque trabajamos sobre frecuencias distintas, es evidente que unas cajas con una presencia algo escasa de bajos, agradecerá mucho más la utilización de un sub que unas cajas que manejen unos graves potentes.

Respecto a la configuración con sistemas automáticos como el Audissey, cada vez más frecuentes en los nuevos receptores, tiene luces y sombras. Pensemos que el planteamiento es exactamente el contrario de lo que hemos realizado hasta ahora. Dado que en el Audissey hay que marcar la distancia y, a partir de ahí, efectuar la calibración, el resultado es que el sistema es realmente efectivo cuando por necesidades estéticas o de espacio tenemos que dejar el subwoofer en un ubicación determinada. Sólo en ese caso, el Audissey nos puede ayudar a sacar el máximo rendimiento. Pero de cualquier manera, el entorno ideal es aquel en el que podemos moverlo a nuestro gusto, para así poder configurarlo nosotros mismos.

El subwoofer tiene, sin duda, una configuración muy compleja. Por ello, también puede resultar muy satisfactorio cuando su disposición y ubicación es la correcta. Pensemos que utilizar el subwoofer no es sólo incrementar la presencia de tonos graves, sino dotar a todo el conjunto de coherencia y armonía.